1.2. Historia de los mercenarios

Edad Antigua

En la Edad Antigua encontramos ya casi todos los tipos y mecanismos importantes para el futuro desarrollo del negocio de los mercenarios. Los pueblos bárbaros que ofrecieron sus servicios militares a cambio de dinero fueron principalmente los nubios, escitas, celtas, iberos y germánicos. Pero también la civilización griega -desintegrada en muchísimas repúblicas, reinos y oligarquías- facilitó mercenarios a los estados mejor organizados.
En el otro lado encontramos a los compradores: los persas y egipcios, el gran imperio mercantil de Cartago con mucho oro y pocos soldados y, al fin, Roma donde el servicio militar de los ciudadanos fue reemplazado primero por soldados profesionales, y después por mercenarios bárbaros, hasta que éstos se apoderaron del imperio mismo.

Edad Media

El inicio de la Edad Media se caracterizó por una gran escasez de dinero. Por ello, encontramos los mercenarios se concentraban en Bizancio, en el sur de Italia y en la España islámica, donde todavía había bastante oro y plata. A medida la circulación del dinero aumentó en Europa, todos los que pudieron permitírselo reforzaron las levas de sus vasallos con soldados a sueldo. Ya que normalmente las necesidades de las guerras superaban mucho las posibilidades financieras, estas tropas o solían recibir tierras como substituto de dinero, convirtiéndose así en vasallos, o se agrupaban en bandas de salteadores, que se pagaban con el saqueo o el botín.

Imperialismo

Después de las guerras napoleónicas los mercenarios desaparecieron de los campos de batalla en Europa, siendo reemplazados por patriotas que al fin resultaban mucho más baratos. Aunque quedaron algunos de ellos en las legiones extranjeras, en las guerras civiles y otras revoluciones, la mayoría de ellos los encontraremos fuera del viejo mundo, en América Latina, Asia y África.
Pero no son muchos, se trata de una profesión en puro declive que busca sus últimos refugios.

Siglo XX

En la época del enfrentamiento entre las grandes ideologías, cuando todo el mundo debería morir por su raza, su clase o la libertad, los mercenarios parecen un recuerdo lejano de tiempos siniestros y pasados. Pero el reclutamiento de prisioneros de guerra no se había acabado, y no olvidemos que Franco conquistó España con la ayuda de 70.000 moros.
Además, aún quedaban las guerras sucias de la descolonización y del postcolonialismo en África. Allá, los pocos mercenarios que había pasaron a formar parte de las tropas clandestinas de los servicios secretos, que les apoyaban y utilizaban.

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